De norte a sur, y de este a oeste, Castilla-La Mancha es la gran región vitivinícola, por excelencia. Algunas de sus regiones han sido llamadas «la bodega de Europa», y la calidad de sus vinos es de reconocimiento universal, tanto para sus vinos elaborados con uvas de variedad autóctona, como con foráneas, que se han aclimatado de forma excepcional. Hoy, los vinos de la Tierra de Castilla compiten con ventaja frente a vinos procedentes de Chile o Australia, entre otros.

Las variedades de uva blanca cultivadas son la Airén, Albillo Real, Chardonnay, Gewürztraminer, Macabeo o Viura, Malvar, Malvasía Aromática, Marisancho o Pardillo, Merseguera, Moscatel de grano menudo, Moscatel de Alejandría, Parellada, Pedro Ximénez, Riesling, Sauvignon blanc, Torrontés, Verdejo, Verdoncho y Viognier. Entre las tintas, la Bobal, Cabernet-sauvignon, Cabernet-franc, Coloraillo, Forcallat tinta, Garnacha tinta, Garnacha tintorera, Graciano, Malbec, Mazuela, Mencia, Merlot, Monastrell, Moravia agria, Moravia dulce o Crujidera, Petit Verdot, Pinot Noir, Prieto picudo, Rojal tinta, Syrah, Tempranillo o Cencibel, Tinto de la pámpana blanca y Tinto Velasco o Frasco.

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