Checoslovaquia fue una república de Europa Central que existió de 1918 a 1992 (a excepción del periodo durante la Segunda Guerra Mundial). El 1 de enero de 1993 se escindió pacíficamente dando lugar a dos países: República Checa (o Chequia) y Eslovaquia.1 Ambos países forman parte de la Unión Europea desde 2004.
Checoslovaquia fue fundada el 28 de octubre de 1918 como uno de los estados sucesores del Imperio austrohúngaro al término de la Primera Guerra Mundial. Consistió en los territorios actuales de la República Checa, Eslovaquia y (entre 1939 y 1945) Rutenia de Cárpato (brevemente independiente como Ucrania ciscarpática o Zakarpatská Ukraina). Su territorio incluyó algunas de las regiones más industrializadas del antiguo Imperio austrohúngaro. Fue una república democrática y próspera durante el periodo de entre guerras, pero se caracterizó por problemas étnicos debido al hecho que las dos minorías étnicas más grandes (austríacos y eslovacos) no fueron satisfechos con la dominación política y económica de los checos (bohemios y moravos), y que la mayoría de los austríacos y húngaros de Checoslovaquia nunca estuvieron de acuerdo con la creación del nuevo estado.

La composición étnica original del nuevo estado fue de 51% de checos, 22% de austríacos, 16% de eslovacos, 5% de húngaros y 4% de rutenos. Muchos de los austríacos, húngaros, rutenos y también algunos eslovacos, se sentían discriminados en Checoslovaquia, porque la élite política del país introdujo un estado centralizado y gran parte del tiempo no permitió autonomía política para las etnias. Esta política, combinada con la propaganda nazi creciente, especialmente entre la población de lengua alemana de los industrializados Sudetes, originó una inquietud creciente entre la población no-checa.

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